De nuevo nos encontramos con un Día del Recuerdo, un 6 de abril. Un año más dedicamos nuestros pensamientos a aquellos que un día, durante la Guerra de la Independencia, dieron lo mejor de sí mismos por su patria. Muchos de ellos, incluso la vida. Es difícil no encontrar un paralelismo con la agotadora situación que vivimos actualmente en este aniversario tan atípico. Soldados (pero también personal sanitario, de limpieza o de otros muchos campos) que frente a un enemigo cruel cumplen con su responsabilidad más allá del deber, tal y como hicieron, hace ya 208 años, miles de soldados de numerosas naciones del mundo a los pies de las murallas de Badajoz.
Nuestros corazones están encogidos estos días por la magnitud de la tragedia que silenciosamente ha aparecido en nuestras vidas. Echar la vista atrás puede parecer un ejercicio inútil ante la enormidad de la tarea que se nos avecina para reconstruir nuestra sociedad. Y sin embargo, incluso en estos agónicos momentos, es posible hallar inspiración en muchas de aquellas personas que perdieron la vida en esta ciudad hace más de 200 años. La figura del héroe que es consciente de su probable destino fatal, pero que lo encara con total determinación, defendiendo la ciudad que le encargaron proteger hasta la muerte, sin importar el triste desenlace que le espera tras las balas de un enemigo, este sí, de carne y hueso.
Pero también es posible inspirarse en todos aquellos soldados que, en el otro lado, ante la muerte más que segura que les aguardaba en lo alto de las murallas, apretaron los dientes, tuvieron un recuerdo fugaz para sus seres queridos, respiraron hondo y comenzaron a andar hacia el enemigo para entablar una lucha incansable sin caer en la desesperación. Su razón era el deber, la responsabilidad, el honor, la patria, como queramos llamarlo. Pero todos ellos cumplieron con creces su obligación.
En estos días tan convulsos estamos viendo cómo nuevos “soldados”, todos los días, repiten casi el mismo ritual que aquellos añejos soldados de tantas naciones en nuestra ciudad. Pero en este caso, el enemigo es mucho más difuso, más mortífero incluso y, desde luego, más cruel. Este es el sentido que desde la Asociación Alfonso IX queremos dar a este Día del Recuerdo, en este año 2020 tan extraño que nos ha tocado vivir. Y, por tanto, nuestro recuerdo este año va para todos aquellos soldados que perdieron su vida en nuestra ciudad hace 208 años, y para todos aquellos otros que, este año, están dedicando sus esfuerzos a luchar por nuestra salud y nuestro bienestar frente al enemigo invisible que nos acecha.
Este año no podemos llevar físicamente flores al monolito dedicado a los Sitios de Badajoz, pero desde la Asociación Alfonso IX os pedimos que cada uno suba de forma virtual a sus redes una flor durante el día 6 de abril. En recuerdo tanto de aquellos soldados que murieron en Badajoz, como por los caídos en las últimas semanas. Y por supuesto, cómo no, en homenaje a nuestros nuevos héroes, aquellos a quienes aplaudimos todos los días a las ocho de la tarde.