Mh: La Puerta que no debió ser

por | May 16, 2020

Hoy vamos a hablar de la Puerta de la Trinidad de Badajoz. Siempre se ha dicho, y yo me incluyo, que su construcción fue uno de los mayores errores en el diseño de la fortificación abaluartada de la ciudad a finales del siglo XVII. Casi cualquier ingeniero que ha pasado por aquí se ha llevado las manos a la cabeza al verla y se han presentado multitud de proyectos para cerrarla y trasladarla a un sitio más seguro. Pero, ¿por qué? ¿tan mal está? ¿cómo se les ocurrió hacerla así? ¿en qué estaba pensando Francisco Domingo, el ingeniero que la diseñó y construyó? Vamos a ver si podemos responder a esas preguntas.

Comencemos por explicar que hasta finales del siglo XVII toda la ciudad de Badajoz estaba rodeada por una muralla medieval, alta y más bien delgada, con numerosas torres adosadas y albarranas en todo el perímetro. Lo importante de una muralla de este tipo es que resista la escalada, la forma más habitual de intentar tomar una ciudad. Cuanto más alta, mejor.

Badajoz 1645.

Plano conservado en el Archivo Militar de Estocolmo

Detalle de Badajoz 1645

Detalle de la zona de la Trinidad

Conocemos perfectamente el trazado de dicha muralla gracias al plano anónimo (bueno, bueno, ya veremos próximamente…) conservado en el Archivo Militar de Estocolmo, el ya archifamoso plano de 1645. En este sector, a orillas del Rivillas, se abría una de las puertas más importantes de la ciudad, marcada con la letra R en el plano anterior, la puerta de Sevilla o, como es más conocida, la puerta de la Trinidad. Conocemos cómo era su aspecto gracias los dibujos de Pier Maria Baldi de 1669 y sobre todo por el plano de Luis de Venegas de 1677.

Vista de Pier Maria Baldi de 1669

Detalle de la vista de Badajoz de Pier Maria Baldi, 1669.

Puerta medieval de la Trinidad

La puerta medieval de la Trinidad, según detalle del plano de Luis de Venegas, 1677

La Guerra de Restauración o de Separación de Portugal (1640-1668) mostró que, ante la utilización de la artillería, una nueva arma aparecida un siglo antes, las murallas medievales poco tenían que hacer. Además, este sector estaba dominado -es decir, estaba más bajo- por los cerros de alrededor, por lo que un ataque portugués de artillería desde, por ejemplo, el cerro de la Picuriña, podría destrozar esta zona de la muralla en un santiamén.

Así que, una vez terminada la Guerra, comenzaron los planes para sustituir este tipo de amurallamiento por otro más consistente y resistente a la artillería; de hecho, el Fuerte de San Cristóbal ya había sido fortificado de esta nueva forma años atrás. Por supuesto, se comenzaría por la zona más expuesta de toda la plaza, que era esta de la Trinidad.

No vamos a entrar ahora en el proceso completo que culminó con la construcción del baluarte y la nueva puerta, para eso se puede seguir el completo blog de Julián García Blanco. Tan solo interesa decir aquí que la discusión principal se centró en si el nuevo trazado de la muralla debía dejar dentro o fuera el convento de la Trinidad, el más antiguo de la ciudad. Diversas razones apoyaban una u otra opción, tanto económicas como sociales. En el mencionado plano de Luis de Venegas que se reproduce completo a continuación, pueden verse los diversos trazados que se manejaban, proyectos de los ingenieros Ventura de Tarragona, Nicolás de Langres o el propio Luis de Venegas. Como se puede comprobar, no tenían muy claro por dónde debía discurrir la nueva muralla. Finalmente se decidió dejar intramuros el convento, por lo que la nueva muralla debía rodear este edificio, aunque supusiera que la muralla quedaba así más expuesta a la artillería enemiga.

Proyecto de Luis de Venegas

Proyecto de Luis de Venegas para la zona de la Trinidad de Badajoz, 1677

Y Francisco Domingo, el por entonces ingeniero militar al cargo de la fortificación, presentó también su proyecto para remodelar toda esa zona. Estamos en 1679. En él, Domingo diseña dos baluartes que sustituirían a la muralla medieval en esta zona, una primera obra que debería culminar con la sustitución completa de la muralla medieval de Badajoz por otra de tipo abaluartado o “a la moderna”. Pero una cosa llama poderosamente la atención de su proyecto; si nos acercamos y miramos detenidamente: ¡no dibuja ninguna puerta! No puede ser, aquí falla algo.

Proyecto de Francisco Domingo 1679

Detalle de la propuesta de Francisco Domingo para la zona de la Trinidad, 1679.

Estaba claro que era necesario construir una nueva puerta si se derribaba la vieja de la Trinidad, pues era una de las puertas principales de la ciudad y no iba a dejarse toda esta zona sin acceso (y también sin desagüe de las aguas pluviales que vienen bajando desde el campo de San Juan), pero en su proyecto de 1679 no aparece ninguna. La lógica militar dice que las puertas deben construirse en los tramos de muralla entre dos baluartes, para que estos puedan defenderla. Es más fácil así defender una puerta si desde los dos lados te cubren. Y Francisco Domingo era ingeniero militar por experiencia. Debemos suponer por tanto que, puesto que Francisco Domingo planificó hacer dos baluartes, estaría pensando en poner la nueva puerta entre ambos baluartes, en el paraje llamado entonces Olivar de los Frailes, quizás en el lugar marcado con la C. Es una suposición lógica, claro está, pues no tenemos pruebas concluyentes.

Sin embargo, su proyecto, tal como él lo concibió, no se llevó a cabo. Debido la escasez presupuestaria, ¡cómo no!, sus dos baluartes dibujados en 1679 se transformaron en uno solo construido al año siguiente. En un plano manuscrito del propio Francisco Domingo fechado en 1680 y conservado en la Biblioteca Nacional del Perú en Lima (¡¡sí, allí también hay planos de Badajoz!!) se muestra la obra terminada. Donde se habían diseñado dos baluartes solo se construyó uno. Y ni rastro de la cortina o muralla que los debía unir, donde hemos teorizado que estaría pensando Domingo situar la nueva puerta. Y con la nueva puerta construida en un lugar absurdo, contra toda lógica militar, en el peor sitio para defenderla. 

Badajoz 1680

Detalle del plano de Francisco Domingo del baluarte de la Trinidad, 1680. La primera imagen conocida tras su construcción. La puerta está marcada con la N. Que Francisco Domingo no era buen dibujante también es cierto.

Así que la situación debió ser más o menos así: de su bonito proyecto, le dicen a Domingo que no hay dinero para los dos baluartes y una cortina, solo para un baluarte y ya más adelante veremos si eso… Pero ojo, Francisco Domingo, en ese baluarte tienes que construirnos además una puerta que dé salida a la ciudad.

Y el pobre y presionado ingeniero mira el plano del nuevo baluarte, se rasca la cabeza con ansiedad y empieza a pensar dónde demonios puede poner la nueva puerta. ¿En la parte derecha? No, ni de broma. Es la parte más expuesta, cualquier cañoncito desde la Picuriña tendría a tiro la puerta. Y además cualquiera que entrara se daría de bruces contra el convento. Así que tiene que ser en la parte izquierda que, al menos, está protegida desde la Alcazaba. Y de la parte izquierda, la más resguardada es el flanco… ¡precisamente donde se construye finalmente la puerta! ¿Había otra alternativa? Yo creo que no.

La susodicha puerta de la Trinidad.

Así que tenemos que el mayor error de planificación de la fortificación abaluartada de Badajoz, aquel por el que todos los ingenieros militares que han pasado por aquí han echado pestes de Francisco Domingo, y por el que todos los historiadores militares se han llevado a su vez las manos a la cabeza, fue en realidad la única alternativa realista y razonable que le dejaron hacer con los medios que tuvo. Así que vamos a intentar dejar de escandalizarnos y comprender por qué las cosas se hicieron como se hicieron en su momento, con sus circunstancias únicas.

Ya sabéis, como siempre, cuando paséis por la puerta de la Trinidad saludad a la añeja puerta, que tiene ya 340 años, y haced un gesto entre comprensivo y lastimero para con el viejo ingeniero militar. Seguro que Francisco Domingo, allá donde esté, os lo agradece.

Fuentes empleadas:

+ Descripción desta planta de la ciuda de Badajoz, anónimo, ca. 1645.  Archivo Militar de Estocolmo, Signatura: SE/KRA/0406:22:004:002.

+ Badajoz, por Pier Maria Baldi. 1669. Biblioteca Medicea Laurenziana, Signatura: Med. Palat. 123/1.

+ Planta Departe Badajoz que mira A Rivillas (1677), por Luis de Venegas. Archivo General de Simancas. Signatura: MPD, 67, 12.

+ [Plano de la ciudad de Badajoz] por el Capp[ita]n d[o]n Francisco Domingo ynjeniero mayor, 1679. Archivo General de Simancas. Signatura: MPD, 61, 040.

+ [Badajoz], [Francisco Domingo], 1680. Biblioteca Nacional del Perú, Manuscrito B-350.

¿En qué estaba pensando Francisco Domingo, el ingeniero que diseñó y construyó la Puerta de la Trinidad para hacerla tan mal?

La discusión principal se centró en si el nuevo trazado de la muralla debía dejar dentro o fuera el convento de la Trinidad, el más antiguo de la ciudad. Diversas razones apoyaban una u otra opción, tanto económicas como sociales.

El mayor error de planificación de la fortificación abaluartada de Badajoz fue en realidad la única alternativa realista y razonable que tuvo Francisco Domingo.


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