15 años – 15 planos. 9 – Badajoz, 1668

Cuando Lorenzo Possi dibujó su Atlas Piante d’Estremadura e di Catalogna, quiso dejar constancia de su labor durante años como ingeniero militar al servicio de la Monarquía Hispánica en varios de sus territorios. En el caso concreto de Extremadura, llegó a la Raya en 1665 y permaneció aquí hasta principios de 1669, una vez terminada la Guerra de Separación o de Restauración de Portugal (1640-1668), cuando se encaminó con el Tercio de Toledo hacia tierras murcianas. Durante ese tiempo que permaneció en Extremadura, estuvo en numerosas localidades a uno y otro lado de la frontera, plasmando en sus dibujos y proyectos las fortificaciones de todo este espacio.

Badajoz, por ser la plaza más importante de toda la Raya, mereció una atención especial por parte de Possi. Así, conservamos dos proyectos, uno para el hornabeque y otro para el fuerte de San Cristóbal en sus archivos personales, ambos depositados en el Instituto Iberoamericano de Berlín. Y además de la vista que presentamos en la última entrega, incluida en las Piante, también dibujo e incluyó en su obra este plano de la fortificación de la ciudad en un momento crucial de su desarrollo.

Frente a la fortificación anterior, la aparición de la artillería provocó la transformación de todas las estructuras defensivas de las plazas expuestas a un posible ataque enemigo (no así en las del interior peninsular, por eso se conservan las murallas medievales de Ávila, Toledo o incluso Cáceres). Badajoz tuvo que cambiar por completo sus defensas, si bien, en un primer momento, tan solo se añadieron refuerzos abaluartados a la muralla medieval. No sería hasta 1680, más de diez años después de dibujado este plano, que se emprendió un verdadero programa de construcción de una muralla abaluartada que defendiera la ciudad. Mientras tanto, cuando la dibujó Lorenzo Possi, en la muralla de Badajoz convivían elementos medievales con algunos refuerzos abaluartados realizados de urgencia a lo largo de los años del conflicto con Portugal. Y esa es la imagen que contemplamos en este plano de Possi, la de una ciudad mal defendida que debe cambiar su fisonomía, una ciudad que poco después perdería la muralla medieval que aquí se representa casi por última vez.

Lo verdaderamente interesante de este dibujo, al margen de otras cuestiones, es cómo se complementa con la vista que vimos en la pasada entrega. El ingeniero italiano nos «regaló» dos imágenes de la ciudad en un mismo momento, un instante congelado para siempre en la historia de la ciudad, un plano y un alzado que nos permiten comparar y situar muchos de los hitos arquitectónicos y defensivos representados. Y además maravillarnos con la técnica artística de este ingeniero con alma de pintor. Solo hay que comprarlo con el tosco y primitivo dibujo realizado más de diez años después por el capitán Francisco Domingo, que sería finalmente, para desgracia de la ciudad, el encargado de levantar la muralla abaluartada.

Y ahora, dejemos a Possi en Italia y dirijamos nuestra mirada a Francia, nuestro próximo destino. Concretamente, al Castillo de Vincennes, en las afueras de París…

 

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Bibliografía

Contemplamos una ciudad mal defendida que debe cambiar su fisonomía, una ciudad que poco después perdería la muralla medieval que aquí se representa casi por última vez.


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